dimecres, 26 de juliol del 2017

AUTOPROTECCIÓN DOMÉSTICA. UN RETO SOCIAL ANTE LOS INCENDIOS DE 6ª GENERACIÓN (Parte 2)

... CONTINUACIÓN...  (leer la primera parte)



4.    GESTIÓN DEL COMBUSTIBLE. PIROJARDINERÍA y SELVICULTURA PREVENTIVA

La preparación del entorno de la vivienda o construcción (almacén, granja,…) a proteger es fundamental. Sin trabajo en el perímetro defensivo las posibilidades de defender una edificación merman notablemente. Esta gestión debe contemplarse en el Plan de Autoprotección. Lo que ocurre es que en este tipo de espacios las personas que viven en ellos suelen demandar requisitos paisajísticos. Lo que es bueno para la defensa contra incendios puede no agradar a sus habitantes. Y aquí surge la necesidad de combinar ambas inquietudes si se quiere llevar el proyecto a buen puerto.
Desde la selección de especies, sus dosis de riego o sus tratamientos culturales (podas y cuidados de mantenimiento fundamentalmente, …) todo lo que envuelve a la edificación debe ser cuidadosamente planificado para romper continuidades y evitar que un fuego exterior encuentre vectores para una propagación interior.


En este sentido, a Pirojardinería, o jardinería preventiva, se puede definir como la jardinería orientada a la creación de estructuras de vegetación ornamental asociada a las edificaciones en zonas de IUF más resistentes al paso del fuego (piroresistentes). La pirojardinería implica tratamientos para lograr menores cargas combustibles y un mantenimiento orientado a evitar que las plantas de un jardín ardan y sean causantes de la propagación a la vivienda. Para ello debe cumplir unos criterios en cuanto al riego, a su mantenimiento y a la distribución espacial de la vegetación que dependerá de la pendiente. (Guía de uso y mantenimiento del Sistema portátil de Defensa contra Incendios Forestales SIDEINFO© Zapadores para Interfaz Urbano Forestal. Medi XXI GSA, 2015)



Imagen 6.     Distribución de la vegetación alrededor de una edificación para mejorar sus condiciones de seguridad en situaciones de pendiente inferior (izquierda) o superior (derecha) al 30%. Conviene dejar con una baja carga de vegetación 50 metros en todas las direcciones para evitar que la radiación pueda afectar a la estructura. Fuente: Medi XXI GSA / GVA



En zonas llanas o con poca pendiente el marco de distribución de la vegetación inmediato a la estructura que se desea proteger debe respetar igualmente un espaciamiento mínimo entre la vegetación (de árbol a árbol o de mata a mata) y entre la vegetación y la construcción. Relación de espaciamiento:

-          Árbol / Árbol: 5 metros entre copas
-          Árbol / Construcción: 5 metros copa - fachada
-          Mata / Mata: 3 metros entre copas
-          Mata / Construcción: 3 metros copa – fachada
-          Seto / Construcción: 10 metros seto – fachada


Además de la distribución espacial, que debe prestar especial atención a la proximidad a ventanas, puertas y otras aperturas en la fachada, se debe acometer un adecuado mantenimiento de la jardinería evitando la acumulación de material seco y muerto en el interior de la vegetación, seleccionando adecuadamente las especies (evitar especies como por ejemplo el ciprés, o la arizónica que arden con mucha facilidad) y manteniendo dosis de riego elevadas que permitan a la vegetación mantenerse turgente. Cuanto más contenido en agua tenga la vegetación menos disponible estará para arder en caso de incendio forestal. Estos trabajos deben llevarse a cabo consensuando con los propietarios especies, distribución… Al fin y al cabo, se trata de una especie de proyecto de decoración exterior, por lo que en cierto modo hay que emular el trabajo de los decoradores. Convencer siempre resulta mejor que vencer (imponer) aunque cuesta más. Llegar a consensos tiene efectos positivos y se debe huir de la creencia de que por tener un título nuestro punto de vista es el mejor. Estamos trabajando en ámbito privado, particular y hay que ser capaz de explicar las razones con rigor y paciencia.





Imagen 7.     Distribución espacial de la vegetación para parcelas en zonas llanas. Fuente: Elaboración de Medi XXI GSA a partir de datos de la Diputació de Barcelona



Imagen 8. Vivienda destruida por la carga combustible acumulada en su entorno (Cipreses) durante el incendio forestal de Carcaixent (Valencia, 2016). La jardinería exterior juega un papel fundamental. Se debe prestar atención también a la vegetación que circunda la propiedad (Mesoescala cercana). Fuente: Dalmau – Rovira, F.



La gestión de la parcela particular y su entorno pueden tener un efecto multiplicador, tanto positivo como negativo. Si múltiples particulares adyacentes gestionan su parcela se genera un núcleo gestionado. El problema surge cuando hay propietarios que gestionan y otros adyacentes que no. En este caso, los que no gestionan pueden comprometer el esfuerzo de los que sí que lo hacen. De ahí la importancia de la articulación de comunidades que afronten el problema de forma conjunta. 




5.    INFRAESTRUCTURA DEFENSIVA PARA PARTICULARES EN LA I.U.F.

Quien trabaja en incendios forestales ha visto alguna vez vecinos mejor o peor pertrechados para “hacer la guerra por su cuenta”.  Pantalones cortos, camisetas de manga corta (cuando no directamente si camiseta o puesta en plan pañuelo para respirar), zapatillas deportivas, unos guantes… con este atuendo tan poco adecuado mucha gente se dispone a “colaborar” en las labores de extinción.

Estas acciones, además de infructuosas por lo general, son un acto de irresponsabilidad ya que no solamente se ponen ellos en riesgo, sino que, caso de ocurrirles cualquier percance, otras personas deberán arriesgarse para su rescate y auxilio. Nuestra metodología de trabajo se basa en intentar convertir el problema en parte de la solución.
Si se sustituyen los baldes de agua y las ramas de árbol por mangueras y motobombas portátiles, la ropa de manga corta, al menos, por vaqueros, botas y ropa de algodón (lo ideal, un EPI en condiciones), y la improvisación por unas pautas claras asumidas de antemano, tal vez, consigamos mejores resultados.

Como se ha comentado anteriormente, en la formación se explica lo infructuoso (además de peligroso) de “echarse al monte”. El ámbito de actuación de un particular debe acotarse a su propiedad (una vez preparada desde el punto de vista formativo y de combustible) y como mucho al perímetro de su núcleo (y dependerá del núcleo). 



Imagen 11.     Un particular practica con su motobomba y sus mangueras en la defensa de su parcela tomando agua desde su propia piscina en una urbanización de Valencia. Fuente: Medi XXI GSA


Identificar la estancia más segura de la casa por si toca confinarse, eliminar setos de ciprés, brezo seco, mallas plásticas…, y equiparse. En este sentido, una motobomba de gasolina (en los incendios puede haber cortes de suministro eléctrico que inhabilitan bombas de esta tipología) y su ubicación predeterminada en zona segura, mangueras, una punta de lanza y algo de aditivo que se puede echar directamente en la piscina. Esto (planificación, gestión del combustible y formación + infraestructuras) puede constituir una unidad particular de autoprotección. Nuestro equipo ha diseñado incluso alternativas pensadas para que si los particulares son evacuados puedan dejar su casa defendida con sus propios medios (Sistema fijoSistema portátil)



Imagen 12.     Una joven residente en una zona de I.U.F. participa en un ejercicio práctico de autoprotección tutelada por un técnico forestal en una urbanización de Valencia. Se muestra la oportunidad defensiva que constituye un muro ante la radiación. La zona cuenta con infraestructura defensiva (franja perimetral) y el papel que se explica es el de atajar pavesas que puedan saltar la línea. Se advierte de riesgos como humo y radiación, entre otros aspectos que deben considerarse en estas maniobras de autoprotección. 
Fuente: Medi XXI GSA

El equipamiento básico propuesto pretende sustituir útiles rudimentarios (baldes de agua, ramas…) por otros algo más eficientes. Se asume que es prácticamente inevitable que un porcentaje de la población opte por actuar en defensa de sus intereses. Y se considera la hipótesis de trabajo de que, ante tal hecho, mejor que lo hagan de forma organizada y con un equipamiento adecuado. Para ello se recomienda:

A)      Disponer de un reservorio de agua (piscina, balsa de riego, aljibe, …)
B)      Disponer de un mangote de absorción y un equipo de bombeo no eléctrico.
C)      Mangueras suficientes para cubrir la parcela e hidráulica (bifurcación, reducción…)
D)      Punta de lanza


En el caso del equipo de Medi XXI GSA, además, proponemos nuestro sistema SIDEINFO portátil. La experiencia nos ha llevado a diseñar una herramienta que pueda ser útil aun cuando los propietarios sean evacuados. Lógicamente, dado que es un producto de nuestro equipo lo recomendamos. Pero no es imprescindible. De hecho, en virtud de una buena praxis profesional, en ocasiones hemos desaconsejado su adquisición al no resultar necesario y suponer un esfuerzo económico superfluo para el usuario. Además, su funcionalidad se ve mermada si no se completan los 4 pilares (planificación, gestión de combustible, infraestructura y formación). El sistema hidráulico es un componente más del sistema. Como en tantas otras cosas las herramientas necesarias mínimas dependen de la zona a proteger y de otros condicionantes específicos.


Imagen 12.     Defensa de una vivienda particular con el sistema SIDEINFO Zapadores (portátil) a partir de una motobomba ubicada en zona segura abastecida desde una piscina. Fuente: Medi XXI GSA



6.    CONCLUSIONES

A nuestro entender, tras más de 15 años de trabajo, hay un aspecto de las emergencias por incendio forestal afectando zonas de I.U.F. que resulta evidente, en la actualidad pretender que no haya civiles en las zonas de operaciones requiere de una cantidad tal de recursos (Policía, Guardia Civil, ...) de los que en ocasiones no se dispone (especialmente G.I.F.) 

Atendiendo a este hecho, tal vez sea interesante cambiar de estrategia. Y a partir de nuestra experiencia consideramos que ese cambio estratégico puede orientarse a preparar a esos civiles (víctimas potenciales), formarlos adecuadamente, favorecer que se doten (ellos mismos) de medidas de autoprotección, y explicarles claramente los límites. 

En primer lugar, explicarles que, si se ordena evacuar, hay que hacerlo. Que no hay que esconderse en casa (no será la primera, ni la última vez). Y que si los evacúan su casa dependerá del trabajo preventivo que hayan hecho antes del incendio, y justo antes de evacuar (regar, cerrar puertas y ventanas, bajar las persianas...).

Pero, desde un punto de vista profesional, tal vez también el operativo debe entender que un grupo de 5 – 10 personas en una urbanización o un pueblo, formadas y preparadas, pueden suponer una valiosa ayuda en situaciones de máxima demanda porque conocen el entorno.

Imaginen los profesionales lo que puede suponer en términos operativos llegar a un núcleo de población y tener varios "hidrantes no convencionales" (entendidos como motobomba conectadas a una piscina, por ejemplo) y un par de personas que conocen la zona. Si en una piscina pequeña hay 60.000 litros de agua estaríamos hablando de 20 autobombas (o 20 viajes al hidrante convencional...). Es un dato como para pensárselo.

Hay retos. Y hay riesgos. En esto de los incendios siempre los hay. Y seguramente el más importante de todos sea el de evitar "el efecto adrenalina", que se vengan arriba y que se metan en zonas donde no deben hacerlo. El reto está en evitar que acaben heridos, intoxicados o muertos.

Y esto, al menos así lo entendemos nosotros, pasa por acotar su ámbito de actuación. Darles un rol definido en el que puedan sentirse útiles (y si es posible, serlo). Los que han venido a algún curso me han escuchado contar cómo en un incendio pusimos a un grupo de voluntariosos propietarios a desmontar una pila de leña en una zona potencial de impacto y a echar los leños a una piscina. Estaban entretenidos, reducían el riesgo, y estaban todos en el mismo sitio. Se acordó con el líder del grupo que a nuestra señal si había que salir salíamos todos juntos a zona segura. Simple, sencillo y útil. Esa puede ser la clave.

De hecho, en otro tipo de combates se ha hecho, se hace y se hará. Por ejemplo lo que ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial en la cual las unidades aliadas incorporaban a sus filas miembros de la resistencia francesa, o partisanos en Italia. Y lo hacían porque el conocimiento del territorio suponía una gran ventaja estratégica. Creer por la condición de ingeniero, o de técnico o de capataz o de bombero que nadie nos puede ayudar es un error... y no percibirlo lo agrava.

Los incendios forestales actuales son un problema social. La I.U.F. secuestra medios. Ese secuestro provoca que las estrategias se centren en salvar bienes y personas dejando en segundo término la extinción del incendio. Eso implica más hectáreas quemadas. Y mayores daños ambientales. Y volvemos a empezar el ciclo.

Aunque internamente el sector ya tiene claro que si hay que dejar quemar una casa se deja, los responsables políticos aún no se atreven. Y no se atreven porque a ver quién es el guapo o la guapa que con los tiempos que corren hace una rueda de prensa y dice... "pues mire, esta urbanización y esta no son defendibles por lo que hemos evacuado y cuando pase el fuego ya veremos qué queda...

Mandela dijo una vez que el buen líder le dice a su pueblo lo que le tiene que decir, y no lo que quiere escuchar. No estaría mal que nuestros gestores políticos asumieran esa realidad. Si no es defendible... no se defiende. Pero debemos ayudar a que ese mensaje cale. Debemos avisarlo en tiempos de paz para que no puedan señalarnos como responsables en tiempos de guerra.

Resulta perverso que las consecuencias de la dejadez urbano - social en lo que respecta a la gestión forestal recaigan sobre el operativo. Sobre un Director de Extinción, o sobre un cuerpo técnico de los servicios forestales o de los de emergencias que bastante hace con lo que tiene, por lo general. 

Es necesario explicar y hacer entender que conseguir zonas de I.U.F. preparadas para resistir un incendio implicará menos secuestro de medios. Y menos secuestro implicará más medios destinados a atacar al motor del incidente. El fuego.

Además, el trabajo con comunidades y particulares genera conciencia social y tiene un efecto multiplicador. Es fundamental desarrollar una labor de pedagogía forestal si se pretenden cambiar las cosas. Si la gente (la ciudadanía en general) llega a entender el problema será más fácil que las Administraciones Públicas doten de recursos la gestión forestal. Sin masa crítica social no se conseguirá jamás. Seguirán acordándose de los forestales sólo cuando haya incendios. 


Imagen 14.    Particulares e incendios forestales. A la izquierda un particular con una manguera de riego y baldes de agua. A la derecha particulares con herramientas de autoprotección durante un curso formativo. ¿Cuál de las dos imágenes es más deseable ante un incendio forestal? ¿La autoprotección improvisada o la planificada?. Fuente: Medi XXI GSA


Pero para conseguir masa crítica hay que evitar las descalificaciones, los insultos, la prepotencia... en estos años trabajando he visto compañer@s afirmar verdaderas barbaridades. Para una aproximación a gente que sabe poco de incendios forestales y se preocupa por su propiedad es necesaria una estrategia de comunicación empática. Humilde. De proximidad. He visto a un compañero hacer referencia a los ecologetas (forma despectiva que algun@s utilizan para referirse a los ecologistas) ante una persona que presidía un colectivo ecologista. Pueden imaginar que no hubo entendimiento...

Y lo peor es que el compañero se sigue creyendo que él tenía razón... En el trabajo con gente de fuera del sector hay que evitar el corporativismo. La ingenieritis, titulitis y sus derivadas. Hay que hablar en positivo y ganar credibilidad ante opiniones, con argumentos, con datos, con ciencia. Y si alguien plantea una voz discordante escuchar, y convencer (con argumentos, con datos, con ciencia...). No menospreciar y decir aquello de "... es que no tienen ni p**a idea...".

Al final el mensaje es razonablemente sencillo. La ciudadanía en zonas de riesgo puede ser parte de la solución. Actualmente, en la mayoría de los casos, son una parte importante del problema. De nosotros, de nuestra capacidad de trabajo con estos particulares y con la sociedad en general, depende que así sea. Esta es al menos nuestra experiencia. 


Seguiremos trabajando para tratar de conseguirlo.




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